Cuando uno está enfermo es cuando más necesita de los demás. Y en general es cuando también peor trato les dispensa. Sólo los buenos amigos resisten.
Llevo una temporada enfermo. Sé que he soltado más de una coz como respuesta a una muestra de cariño. Pido disculpas generales por ello, sabiendo que de la mayoría de ellas no soy ni siquiera consciente.
Y porque estoy enfermo necesito más que nunca de los amigos. En este último mes y medio han sido varias las personas que me han mantenido a flote con sus correos casi diarios, en los que hemos hablado de los divino y de lo humano. Son siete mujeres diferentes, las siete magníficas, de orígenes y nacionalidades diversos, que me han escrito con mucho cariño. No todas lo siguen haciendo, supongo que por agotamiento o por alguna mala respuesta mía, no lo sé. Pero a todas ellas les estoy agradecido.
martes, 12 de agosto de 2008
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