En el último mes y medio apenas he respondido a los comentarios que se han ido dejando en el blog. O lo he hecho de forma sexista, porque creo que he respondido de forma privada a las lectoras del blog, como Marta, Maya, Silvia, Isabel y Diana, pero no a los hombres. Voy a compensarlo dejando unas líneas para ellos.
Me parece que antes conviene hacer una reflexión sobre la cantidad de mujeres que me escriben en comparación con los hombres. El desequilibrio es exagerado, hay días que recibo cinco o seis mensajes de lectoras diferentes contra uno o ninguno de lectores. Creo que se habrán dirigido a mí en estos meses unas doscientas personas diferentes, de las que es posible que el 90% sean mujeres. Yo creo que se debe a que el intimismo de mi blog llega más al corazón femenino, porque además son ellas las que me escriben mensajes personales cargados de sentimiento, que realmente me ayudan en los peores momentos.
Y ahora voy con el lector masculino.
Recibí un mensaje en el que un antiguo residente en la Argelia de los ochenta recordaba los restaurantes de la época. Yo no conocí aquellos años y puedo añadir muy poco. Mi recuerdo más antiguo se remonta a La Potinière de Annaba, al comienzo de la avenida principal, La Course de la Révolution, la que va del puerto al Hotel Seybousse, que todo el mundo sigue llamando Hotel Plaza. Allí, el postre por excelencia eran los crêpes succettes, que marcaban la diferencia con respecto a los restaurantes del frente de mar, de los que aún permanece La Carabelle. Fuera de Annaba, sólo recuerdo otro en el puerto de Stora, en Skikda, especialista en un San Pedro (es un pez del Mediterráneo) divino.
He estado pensando cuál podía ser el sitio que hacía en Argel el que mi lector ha definido como el mejor mouse au chocolat que ha probado en su vida. Yo creo que se trata de Le Bearnais. En este año que llevo en Argel no he ido ni una sola vez a cenar allí, simplemente porque no me apetece ir solo y no me lo han propuesto nunca, pero en mi anterior estancia en Argel era uno de los sitios que más frecuentaba. Quizás comí allí veinte o treinta veces y es uno de los restaurantes a los que llevé a mis padres cuando vinieron a pasar unos días conmigo. Recuerdo que mi amigo Juan pedía muchas veces de postre ese mousse au chocolat.
De aquella época que yo conocí se conservan varios restaurantes que han ido a menos, además de El Djenina y Carthage, que en su época tenía el mejor mechuí (asado de cordero) de Argelia.
Otro que me ha escrito hace unos días es Jordi Arrufat, antiguo becario de la Oficina Comercial, que decía recordar de su época a Mariona y a Houria, a las que he dedicado dos posts. Le dediqué otro a Nawel, pero al cabo de un tiempo me pidió que retirara las fotografías, de modo que lo tuve que eliminar y por eso ahora no lo encuentras. No obstante, sigue trabajando, lo mismo que otras personas a las que no me he referido porque prefieren no ser nombradas. Son las cosas raras de este país. Mira uno blogs de personal de otras Oficinas Comerciales y se encuentra fotografías de todo el personal posando para el blog. Aquí, en cambio, algunos te piden no aparecer, otros te lo dicen a posteriori y hasta me ha ocurrido que me comenten que alguien que me dio expresamente su autorización diga que no lo hizo.
Muchas gracias, Jordi, por tu mensaje. Yo sabía de ti de una forma que seguramente te sorprenderá. Hace unos meses estaba yo leyendo informaciones diferentes sobre Solsona y el delta del Ebro, que visité en el 2006. Y di con un blog muy interesante escrito por alguien cuyo nombre me sonaba. Era el tuyo y recordaba tu nombre de un par de estudios de mercado que siguen por la Oficina. Mi interés en ese momento era conocer la opinión de la gente de la zona sobre el uso del agua del río. No llego a entender que se prefiera que se vierta en el Mediterráneo antes que ayudar a frenar la desertización de Murcia y Almería. La posición aragonesa me parece personalmente impresentable e insolidaria, excusándose en razones demagógicas como la explotación urbanística del Levante español, la creación de campos de golf o que si no hay agua en Los Monegros tampoco para los demás. Sin embargo, para las gentes del Delta sí podría significar modificaciones en el ecosistema, una variación en la salinidad de las aguas que creo que no se ha estudiado suficientemente.
El tercer lector al que no he respondido es Jon. Dejó explicada con bastante detalle la postura surgida de la última Asamblea de San Anton Abesbatza, diciéndome que no diera por supuesto que los orfeonistas votaron afirmativamente la baja de los que en los últimos meses no hemos podido acudir, sino que dos personas que actualmente hacen y deshacen a su antojo lo presentaron como la única opción estatutariamente posible.
Bueno, Jon, yo contesté a un mensaje del Presidente en el que decía dar el tema por zanjado y ofrecerse a tratarlo en una Asamblea extraordinaria monográfica. Le solicité la convocatoria de esa Asamblea. ¿Tú has recibido la convocatoria cumpliendo con su palabra? Yo no. En cuanto a los estatutos, yo no los he recibido nunca, pese a que sé que en los mismos se indicaba antes que cada orfeonista recibía una copia. Asistí a la Asamblea en la que se modificaron y adaptaron a las leyes actuales. Yo estuve bastante activo y crítico con lo que entonces se votaba y la respuesta que obtuve fue que una cosa es lo que se deja por escrito para cumplir con las leyes y otra son las normas de hecho del orfeón, que siempre se ha hecho así. Evidentemente, de aquellos barros vienen estos lodos.
Para mí, San Anton Abesbatza no son las personas que ahora nos llevan al abismo, y lo digo con gran aprecio personal hacia Iñaki. No voy a olvidar los buenos momentos vividos. La situación más emotiva fue sin duda el funeral de un gran amigo y mejor persona, José Artetxe. Aquel Agur Jauna espontáneo a la salida del féretro de la iglesia es imposible que saliera de nuestras gargantas, absolutamente rotas por la emoción de la pérdida de un amigo. Sonó divino porque lo entonamos con el alma. Creo que es el momento que mejor representa lo que para mi es el orfeón, nada que ver con que dentro de poco se celebren los 22.500 días de existencia del orfeón y que para la ocasión el Presidente se saque una foto con el Lehendakari, rodeado de quince orfeonistas reales y veinte modelos disfrazados para la ocasión con el fin de mejorar la imagen estética del grupo. ¿Verdad que se me entiende?
lunes, 4 de agosto de 2008
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