lunes, 22 de diciembre de 2008

Air Algérie, mejor usa tus alas

Tengo una amiga muy divertida, a la que he conocido gracias a este blog, que me suele contar algunas de sus aventuras en Argelia con una gracia muy especial. La vez que más me he podido reír con sus comentarios fue cuando me narró su visita al baño en un avión de Air Algérie, dentro de una conversación sobre la mala calidad de los servicios de la compañía publica argelina de transporte aéreo. Yo defendía la posición opuesta, que los aviones que emplean ahora para los vuelos internacionales son bastante dignos y que al menos tienen la atención de servir gratuitamente comida y bebida a los pasajeros, a diferencia de Iberia.

El otro día viajé a Tinduf y mi experiencia con Air Algérie ha sido absolutamente desastrosa. Era la segunda vez que me decidía a viajar en vuelos nacionales y la primera experiencia, ahora hace justamente un año, fue difícil de olvidar. Tras varias horas de espera en el aeropuerto, el vuelo a Ghardaia fue cancelado por una huelga del personal de mantenimiento. La tensión de aquella situación me produjo una bajada de tensión fortísima y quien me acompañaba me metió solo en un taxi de madrugada camino de vuelta a mi casa. Unos días después tuvimos que cancelar nuevamente el viaje tras el atentado de Al Qaeda. Y, como el viaje estaba gafado, mejor hubiese sido no realizarlo finalmente al cabo de un mes, porque me dejó heridas muy profundas en el corazón.

Esta vez fui a comprar el billete para Tinduf a la Place Audin. Había una cola delante de mí de unas treinta personas. Han instalado un sistema de números, como en las pescaderías, y por lo menos se puede uno permitir una escapada por los alrededores, porque pese a tener a cinco personas atendiendo este tipo de cosas van siempre muy despacio en Argelia. Hora y media después llegó mi turno. Me dijeron que resultaba imposible venderme billete para aquella misma noche, porque el vuelo se cierra casi 24 horas antes; que había plazas, pero sólo podían venderme una plaza en lista de espera. Acepté el riesgo, me realizaron la gestión y me dijeron que me llamarían desde caja para pagar el importe (uno 250 euros). Es caro, pero por carretera se tardan varios días.

Pasaba el tiempo y a mí no me llamaba nadie. Reclamé un par de veces y como si oyeran llover. Pregunté si podía pasar a pagar por la tarde, porque tenía otras cosas que hacer, pero me dijeron que de llamarme y no presentarme mi billete quedaba anulado. Mientras tanto, otros clientes atendidos más tarde que yo eran llamados a la caja a pagar. Me acabé enfadando y pedí el libro de reclamaciones.

Al cabo de otro buen rato el responsable de la agencia me pidió que me acercara para explicarme que por un error mi billete no había sido emitido. La persona que me había atendido había incluso acabado su turno de trabajo y no encontraban explicación a lo sucedido. Yo llevaba ya más de tres horas en la agencia y tratando de no enfadarme más allá de lo necesario para que me hiciera algún caso. A partir de ahí todo fue muy rápido, me realizaron unan nueva reserva, me convocaron a la caja, pagué y recibí mi billete electrónico.

A la noche fui al aeropuerto y allí me enviaban de facturación a la oficina y de la oficina a facturación. El problema era que mi código de reserva no aparecía en los ordenadores. Al final se descubrió que había sido anulado por Air Algérie por un error de duplicidad. Se quedaron con el código antiguo y me mandaron de nuevo a facturación. Y allí conseguí a toda velocidad ser el último en pasar a la sala de embarque.

Una vez en Tinduf caí en la cuenta de que no tenía el número de reserva del vuelo de vuelta. Y no conseguí que me hicieran esa gestión en los dos días siguientes, porque yo estaba en los campamentos de refugiados saharauis (aunque me paseé el segundo día por la ciudad de Tinduf, cosa que no pueden hacer la mayoría de los españoles que acuden a los campamentos) y allí no existe oficina de Air Algérie.

Llegado el momento del regreso, mi reserva y mi nombre parecían no existir. Los responsables del Polisario se portaron fenomenalmente conmigo e incluso en el último momento hubo un compromiso de alto nivel para que yo embarcara sin billete y solucionarlo posteriormente. Con el embarque ya cerrado desde buen rato antes, me dieron una tarjeta de embarque y me hicieron pasar con todo el equipaje sin facturar; la propia policía rellenó mi ficha e hice directamente cola para acceder a la pista.

Una vez en argel tuve que acudir a Air Algérie a conseguir el código de la compra para asignarle el viaje realizado sin billete. Por más que se lo expliqué, no llegaron a entender el objetivo de mi visita. Y tras mucho rato de asegurar que no existía ningún billete emitido a mi nombre, lo acabaron localizando. Y eso fue, sin duda lo mejor. La empelada me explicó que ese era mi billete, que yo ya había utilizado la ida a Tinduf, pero que todavía no había regresado. Le respondí que simplemente se había quedo la plaza pendiente de asignar a mi vuelo y me respondió algo así como:
- No, señor. Ud todavía no ha regresado de Tinduf.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

AH!!!!!!! jajajajaja !!!

no lo puedo creer !!! que terca !

Le hubieses contestado .....
si estoy ..... es porque vine !!!!
o no vine????

cariños
DIANA

Anónimo dijo...

pero que barbaridad, suena gracioso, pero cuando uno está en esa situación dan ganas de quemar viva a la gente!!!!