lunes, 5 de mayo de 2008

As� es Bou Saada

El fin de semana pasado estuve en Bou Saada, una preciosa ciudad argelina. Me sorprendi� muy gratamente. Es espectacular. Yo esperaba otra cosa, sinceramente. Hab�a o�do hablar de la Casbah de la ciudad y cre�a que ser�a parecida a la Casbah de Argel. Pero no tiene nada que ver.

Bou Saada me ha recordado mucho a Gharda�a, ciudad a la que en muchos detalles supera. Como las ciudades del valle del M?Zab, cuenta con una ciudad antigua, otra nueva y un palmeral, aunque en este caso no existe la ciudad construida alrededor de una monta�a. Se trata de una localidad que viv�a antiguamente del comercio de camellos; la plaza principal era anta�o el lugar donde los camelleros esperaban a sus clientes. Existen muchas fotos que documentan ese mercado ya desaparecido, en un plaza que pervive. Casi todo el centro antiguo est� en bastante mal estado, como ocurre con buena parte de la Casbah de Argel. A cambio, los alrededores y el palmeral son mucho m�s espectaculares que en Gharda�a, con agua que fluye por el palmeral e incluso unas cascadas en las que me pude ba�ar. Todo un sue�o hecho realidad.

La mujer de Bou Saada va tradicionalmente cubierta completamente con unos ropajes blancos y mostrando un solo ojo. A diferencia de lo que explican los mozabitas, se trata simplemente de una tradici�n que no sigue en la actualidad ni la mitad de las mujeres. No se amparan en principios religiosos para mantenerla y quien no se viste de esa forma no siente ninguna discriminaci�n. Adem�s, las mujeres as� cubiertas se descubren parte de la cara cuando entran en las tiendas y no se esconden por las esquinas cuando se cruzan con un turista.

Desde hace tres a�os existe en Bou Saada un hotel de ensue�o. Ha sido renovado y adquirido por el hotel El Djazair de Argel, que lo ha adaptado al gusto y lujo del antiguo Saint George de la capital, pero a un precio muy asequible, menos de 20 euros la noche en habitaci�n doble y con el desayuno tipo buffet incluido. Realmente incre�ble. Colgar� fotos del hotel, sus jardines y la piscina, para dar envidia.

No todo result� tan maravilloso como ahora lo cuento. El viaje de ida se nos hizo bastante pesado, el gu�a que nos ense�� la ciudad era bastante malo y un percance de orden p�blico estrope� en parte el buen recuerdo.

Por lo dem�s, sigo sin ganas de escribir y creo que se nota, y mucho, en la redacci�n. Lo siento. Durante este per�odo de silencio me he propuesto alcanzar una serie de resultados en mi vida a los que voy a dar forma en unos pocos d�as. Pienso que funcionar�. Algunas cosas las puedo contar, claro, pero otras no.

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