En Galicia

Llevo unos d�as en la pen�nsula y todo me lleva a Argelia. Menos mal que en esta ocasi�n no ten�a necesidad de desconectar, simplemente de vivir en una situaci�n m�s relajada, de ser yo mismo durante unos d�as, sin enfrentarme a todos esos peque�os inconveniente del d�a a d�a argelino que me sacan de quicio. llevaba una temporada contento con lo que estoy haciendo, motivado, y me daba pena marcharme. Creo que ya lo cont�. El caso es que diariamente sigo recibiendo mensajes en mi cuenta de Hotmail que se refieren a Argel, me env�an noticias relacionadas para confirmar si son ciertas o me doy casi de bruces con uan manifestaci�n saharaui, como el pasado s�bado.

Este lunes las preguntas de mis conocidos se refer�an a la noticia publicada por el diario El Pa�s referida a los secuestros que se producen en Argelia y si es verdad que existe incluso el tr�fico de �rganos humanos. Yo s�lo puedo se�alar que las primeras informaciones m�s o menos fiables las recibimos el p�blico en general hace cosa de un mes, por medio del diario El Khabar, el m�s le�do en el pa�s, que aunque se edita en lengua �rabe puede consultarse en la web en ingl�s y franc�s. Lo que yo s� es �nicamente lo que entonces se public� y �nicamente puedo a�adir que la l�gica del pa�s se�ala que es muy probable que sea cierto, aunque dudo mucho que las cifras aportadas sean reales.

Me preguntan tambi�n por la crisis de la construcci�n y su repercusi�n en Argelia. No es �ste el lugar adecuado para consultar ese tipo de dudas. Un blog no es m�s que una opini�n personal, incluso desmarcada de la posici�n que su autor ocupe profesionalmente. Por eso, s�lo puedo indicar que el sector de la construcci�n goza en Argelia de muy buena salud y con unas perspectivas de crecimiento superiores a las de cualquier pa�s europeo, incluidos los del este.

Intentar� colgar fotograf�as de mi estancia en Galicia. La calidad del hotel Bah�a, de Vigo, sin ser espectacular, me ha recordado que lo que a veces valoramos en Argelia como un lujo asiatico es en realidad parte de la vida cotidiana de cualquier ciudadano europeo. El lado feliz de la vida en Arel hay que buscarla en la gente, no en los servicios, por muy buenos que parezcan.