El uno de mayo, que aqu� muchos llaman incorrectamente en castellano ?primero de mayo? por la influencia de la lengua francesa, es uno de los cuatro �nicos d�as del a�o que son a la vez festivos en Espa�a y en Argelia. Tres de ellos, verdadera casualidad, coinciden en el primer d�a del mes, concretamente en enero, mayo y noviembre. El cuarto es Viernes Santo, independientemente de la fecha en la que caiga, porque en Argelia el d�a de descanso semanal es el viernes y no el domingo.
Argelia es una naci�n que se define como rep�blica democr�tica y popular. En estos casos, creo que no conozco ninguna excepci�n, llevar los adjetivos en el nombre oficial va acompa�ado de su carencia en la vida real. En el caso de los derechos sindicales y de los trabajadores, el Estado hace muchos a�os que asumi� te�ricamente la defensa de sus postulados. Pero el empresario, en un r�gimen tambi�n llamado injustamente socialista, era el propio Estado, juez y parte en el asunto, lo que llev� a un sistema de sindicato �nico y elegido por el dedo de quien manda, lo que a�n persiste. Aqu� se llama la UGTA y su m�ximo dirigente se ha asegurado hace escasas fechas unos a�os m�s al calor de la chimenea del poder. El sistema de defensa del trabajador as� montado s�lo garantiza la existencia de estructuras de trabajadores parcialmente ?liberados? que redundan en una menor rentabilidad y salarios m�s bajos. Mientras que en las empresas p�blicas se crean estructuras grandiosas de comedores de empresa, apartamentos de verano, centros de recreo, escuelas y otros servicios que en el primer mundo se externalizan para que la empresa se dedique a aquello para lo que sabe ser competitiva, los empresarios privados acampan a sus anchas sin cortapisa alguna.
Es dif�cil que el sindicalismo evolucione a corto plazo. El argelino est� muy acostumbrado a las injusticias, a que las prebendas se disfruten por ser poderoso o por tener un amigo que es a su vez amigo de alguien poderoso. Y no se lucha contra eso, sino que lo que se busca es tener tambi�n un amigo que permita subirse al carro. Yo suelo poner el ejemplo de la forma de conducir. Bastantes conductores se saltan las normas y en los atascos, por ejemplo, tratan de colarse por las cunetas o por la v�a de sentido contrario, aunque eso genere un atasco a�n mayor. La respuesta de quien lo sufre no es de protesta, para desenmascarar al caradura e insolidario, sino que se toma nota de la oportunidad y todos procuran hacer lo mismo. Esto, llevado al terreno de los derechos laborales, implica una mentalidad escasamente solidaria y que cada cual intente por su cuenta obtener el m�ximo rendimiento. El para�so so�ado del empresario sin escr�pulos.
jueves, 1 de mayo de 2008
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