viernes, 9 de mayo de 2008

Una ilusi�n

Hoy, 9 de mayo, se cumplen 150 d�as del atentado del 11 de diciembre. Mi perspectiva ahora mismo es muy diferente a la que ten�a cuando se cumplieron 100 d�as. Por aquel entonces lo estaba pasando muy mal, ten�a miedo permanente a sufrir un atentado enfrente de mi casa, cambiaba continuamente de horario e itinerario para acudir al trabajo, no me acercaba a las ventanas, en los controles de polic�a sufr�a situaciones de p�nico ante el temor a que algunos de los veh�culos all� detenidos portara explosivos y lo hicieran estallar en ese momento? No es que ya no padezca esas sensaciones, sino que ahora soy capaz en la mayor�a de los casos de superarlas, de actuar racionalmente, cuando me vienen a la cabeza. Antes llegu� a saltarme controles de polic�a o salir corriendo por la calle. Desde el 11 de diciembre hasta hace muy pocos d�as s�lo me atrev� a ir a Gharda�a en avi�n, a la monta�a de Chrea y a Tipaza, pero estos �ltimos en viaje de ida y vuelta en el d�a, nunca a pasar fuera el fin de semana. Adjnto la ultima foto sacada en Tipaza.


Fuera del miedo psicol�gico, lo que no he superado es la decepci�n, el desencanto, la desilusi�n. Me cuesta escribir sobre ello, me pone muy triste. No puedo evitar el llanto cuando echo la vista atr�s.

Yo llegu� en junio cargado de ilusiones. Me encanta trabajar cuando me marco objetivos que funcionan como un reto personal y lo que quer�a era aprender lo antes posible para resultar �til. Contaba con la ventaja de haber estado antes en Argelia y conocer la forma de ser y de pensar de sus gentes, pero estaba absolutamente al margen de su estructura econ�mica, su actualidad social y pol�tica, las funciones de la Oficina Comercial y la organizaci�n del trabajo. Fueron 100 d�as de aprendizaje, aprovechando la presencia de dos becarios, Javier y Jorge, a los que les quedaba ese tiempo para marcharse. Muchas noches delante del ordenador leyendo todo lo que ca�a en mis manos e ilusion�ndome con lo que ser�a mi trabajo cuando finalizara el Ramad�n.

En octubre llegu� como un cicl�n. Hab�a becarios nuevos, aunque s�lo dos en lugar de los cuatro anteriores, y me correspond�a a m� tomar el tim�n. Tantas energ�as llevaba yo dentro que asust� a los nuevos becarios con un traj�n impresionante los primeros d�as. Pronto llegaron mis primeras visitas a ferias, la primera Misi�n Comercial, las respuestas a visitas con problemas concretos. Viaj� a las provincias cercanas de Bumerd�s y de Tipaza, pero tambi�n estuve en S�tif, en Annaba, en Constantina, en Bejaia, en T�nez. Visit� lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como Kalaa des Beni Hammad y Yamila. Iba a visitar Ghardaia el fin de semana siguiente, ten�a planes para ir al desierto en Navidades, a Or�n la primera semana de enero y a Yanet la �ltima. M�s a�n, un nuevo becario auton�mico estaba haciendo planes para adelantar a t�tulo personal su llegada y apuntarse a uno de los viajes, porque le hab�a transmitido esa ilusi�n y �l mismo estaba deseando empezar a vivirla. La sensaci�n era de disfrutar de la suerte de estar gozando de una experiencia �nica, irrepetible, en una cultura diferente, con gente muy amable y acogedora. En su mundo, tan cerrado y plagado de injusticias, donde las ramas de su interpretaci�n de la realidad a trav�s del tamiz religioso no les deja ver el bosque de una realidad mucho m�s sencilla, justa y sobre todo plural. Pero aportando yo una ilusi�n por mostrar otra forma de ver el mundo que minimizaba esas dificultades

Todo eso se derrumba un 11 de diciembre a las diez menos cuarto de la ma�ana. Pasado el susto inicial, sabido ya que no hab�a heridos entre nosotros, que est�bamos a salvo, tuve un minuto para reflexionar y comprender en qu� se hab�an convertido mis ilusiones. Se hab�a acabado el disfrutar del pa�s, no vendr�an becarios, las empresas se lo volver�an a pensar antes de mandar su personal a Argelia, volv�amos a ser un destino s�lo apto para suicidas.

He superado los episodios de p�nico, las situaciones de miedo f�sico insuperable, pero no la sensaci�n de fracaso, de des�nimo, de estar perdiendo el tiempo por no tener un objetivo. Me viene bien escribirlo, es parte de la terapia, pero necesito hablarlo, llorar con alguien y sacar esa frustraci�n profesional para marcarme nuevas metas.


Espero que cuando se cumplan 200 d�as, yo ya llevar� un a�o en Argel, la fecha me pase desapercibida.

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