Hace unas semanas, paseando por la principal arteria comercial de Argel, Didouche Mourad, me topé con un negocio nuevo, que se estaba instalando. Mis ojos de profesional de la información comercial se dieron cuenta inmediatamente de que estaba ante algo sorprendente. El cartel, que lucía en grande la palabra Retoucherie, es posible que no diga mucho a la inmensa mayoría de la gente. Se trata de una franquicia presente en casi todas las ciudades españolas. El que se fije un poco más observará que en pequeño, bajo ese inmenso rótulo de “Retoucherie” está escrito “de Manuela”. Porque no se trata de una franquicia francesa, sino española.
El caso de esta franquicia se estudia por muchas razones en las escuelas de negocios. Manuela es una costurera gallega que vivía como emigrante en Francia y que decidió abrir en París su propio negocio de arreglo de ropa, lo que en francés se llama “retoucher”, retocar. Unos años después, con la idea de negocio, decidió regresar e instalarse en Madrid, con gran éxito. Pronto empezó a expandir el negocio, primero con tiendas propias y luego, a finales del siglo pasado, en forma de franquicia, en un crecimiento imparable. Ahora ya sólo abre establecimientos bajo régimen de franquicia y sus tiendas propias son sólo algo más de una veintena entre las más de trescientas con las que contaba hace un año.
Hacia el 2005 entró en crisis. Para Manuela resultaba ya imposible hacer rentable el negocio basándose en su ilusión y precisó la ayuda de un fondo de inversiones que mirara al negocio con frialdad, manteniendo, eso sí, a Manuela como cabeza visible no ejecutiva, pero representativa a sus 70 años de la imagen de empresa. De hecho, existe otra franquicia similar, El Dedal de la Tata, que no ha conseguido ni de lejos el mismo reconocimiento. La supervivencia se ha basado a corto plazo en un proceso de expansión para el que se fichó al responsable de esta misma actividad en Mex, empresa de transporte urgente.
Para abrir una tienda en franquicia se requiere disponer de unos 65.000 euros entre canon de entrada y elementos comunes a todas las franquicias que el franquiciado se obliga a adquirir. Además, si no estoy equivocado, cada mes hay que abonar 900 euros en concepto de royalties y gastos comunes de marketing corporativo. Si no me confundo demasiado, la franquicia también se “nacionalizó” andaluza para contar con las ventajas que ofrecía el gobierno andaluz para la expansión internacional. Y de ahí surgió un importante acuerdo para entrar en el mercado chino.
He narrado todo esto para que el lector conozca el bagaje con el que yo contaba en el momento en el que mis ojos se toparon con el cartel de La Retoucherie de Manuela. Pero es que además estamos en Argel y se supone que conozco el mercado argelino y lo que en él puede haber de oportunidad para las empresas españolas. Esa es la segunda parte de lo que pasa por mi cabeza ante el cartel. A ver si consigo resumirlo sin aburrir al personal...
El arreglo de prendas de vestir es algo que en Argelia aún se hace mayoritariamente en los hogares y por parte de las amas de casa. Es una labor individual, excepto cuando se trata de bordar vestidos de novia, para lo que a veces colaboran varias mujeres de la familia. Sin embargo, en los barrios más occidentalizados de Argel existen muchos establecimientos de arreglo de ropa, de modistas. En estos casos no es una actividad femenina y no es raro encontrarse a jóvenes varones trabajando ante la máquina de coser. Como la mano de obra está comparativamente muy mal pagada en Argelia y la actividad de modisto apenas requiere de inversión en equipo, las tarifas de arreglos son ridículas en comparación con las de España.
Firmar un contrato de franquicia en Argelia es francamente difícil, por las complicaciones derivadas del envío al exterior de royalties desde un país que ni siquiera es firmante de la Organización Mundial de Comercio. Si alguien me preguntara como hacerlo, le aconsejaría expandirse a través de un tercer país, de manera que su franquiciado lo fuera también de un establecimiento en Francia u otro país con el tráfico de divisas liberalizado, para que hiciera frente desde allí a todos los pagos. De todas formas, nunca me han planteado una pregunta de este tipo y desconozco todo lo relacionado con esta franquicia española. De haber sabido de ella dentro de mi trabajo profesional no me hubiera permitido comentarlo en este blog, evidentemente. Es un tema bastante apasionante, porque las principales franquicias internacionales no han conseguido poner un pie en el país. Gigantes conocidos como McDonnald’s, Burger King, Subway, Dunkin Donuts, 7-Eleven, Mail Boxes, Domino’s Pizza, Curves, Intercontinental Hotels y The Body Shop, que creo que son las diez más importantes a nivel mundial, no están presentes en Argelia. Sí han entrado de alguna forma Yves Rocher, Carrefour, Mango, Hypopotamus y alguna otra, pero siempre que he querido conocer los detalles de la operación había alguien que ya regentaba el mismo negocio en un tercer país, Francia, Bélgica, Túnez u otro. El último caso que conozco puede ser el de la tienda del equipo francés de fútbol Olimpique de Marsella, que ha abierto su tienda hace menos de dos meses muy cerca de la Catedral del Sagrado Corazón, regentada por quien ya cuenta con el mismo negocio en Francia.
La calle Didouche Mourad es una de las arterias comerciales más caras de Argel. Los precios del alquiler son tan elevados que bastantes locales permanecen cerrados ante la imposibilidad de su anterior arrendatario de seguir haciendo frente a unos pagos francamente exagerados. Para mí es un misterio cómo alguien conseguirá sacar adelante un negocio en el que seguramente se enfrenta a unos gastos fijos de unos 2.500 euros mensuales y una clientela que no está acostumbrada a pagar más de uno o dos euros por el arreglo de un vestido. En un par de años lo veremos. Pero de momento ya podemos presumir de contar con una franquicia española en Argelia.
martes, 10 de febrero de 2009
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4 comentarios:
Yo pagué en una tienda de estas alrededor de 8 euros por recogerme los bajos de un vaquero que me había costado 12. Desde entonces me los recojo yo. No queda igual, claro está, pero con lo que me ahorro puedo comprar otro pantalón.
En esta franquicia llevé la guerrera para que le cambiasen los botones. A euro, sí, sí a euro por botón, pero bueno, con mi nula pericia para coser allí lo dejé. Total, cuando fui a recoger la guerrera, me habían cosido TODOS los botones con la cabeaza del águila del ET hacia abajo.
En fin, ya nos contarás en cuanto tiempo cierran,
Sgto.
En Argel cobran un euro por recoger los bajos. En algunos sitios 1,50 euros.
Yo es que no me compro apenas ropa en Argelia, lo hago en España. Y en algunso sitios te hacen gratis los arreglos (el problema es de tiempo, que tardan más días de los que yo me quedo en el lugar).
Jeje.
Qué mala suerte, pero me temo que ese iesgo lo correrías en la mayoría de los lugares que hacen este tipo de arreglos en Argel.
Por otra parte, la Retoucherie es uan franquicia, de modo qeu la caliad del servicio difiere en función del lugar. En Argel tienen a gente arreglando ropa en el mismo lugar y la calidad del trabajo depende sólo de la pericia del empleado, porque la franquicia no ofree cursos de costura.
¡A ver si para la guerrera de Alférez tienes más suerte!
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