Mi mala cabeza castiga a todos sin lectura.
Ayer por la tarde me dejé olvidado en la oficina el pendrive o memoria USB, lo que aquí llaman "flash-disque". El otro lo tengo con mi coche. En esas condiciones no podía escribir en casa y luego descargar el texto en el locutorio. Y tratar de escribir en un ordenador azerty, con la impresión de las letras en las teclas desaparecida por el desgaste es desmoralizador, sólo lo hago en caso de extrema necesidad.
Así que sólo contar que ha llovido y mucho en Argel, aunque a veces sale el sol, como ahora mismo. También que sopla el viento y yo sigo con la ventana de mi despacho que no cierra desde el atentado de diciembre, sin que nadie la repare, de modo que cada dos por tres salen las cosas volando. Y que como lo de la lluvia y el viento siempre coge a la gente desprevenida, la prensa de hoy habla de un total de 113 muertos en las inundaciones de los últimos meses, incluidos los 43 que fallecieron en Ghardaia.
¿Qué más? Que llega en menos de dos semanas la fiesta del cordero y yo tendré mi ovejita. No es broma, acabo de mandarle un fax al pastor. Lo que pasa es que, aunque lo que cuento es absolutamente cierto, las cosas no son lo que parecen ni yo voy a sacrificar ningún animal. Pero estoy muy contento.
martes, 25 de noviembre de 2008
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